jueves, 10 de noviembre de 2011

Capítulo 2#


Maldito despertador. No, lo peor es que no es un despertador normal, es David que me alegra el día despertándome con un SMS. Cabrón…
“Hola, princesa. Quedamos como siempre a la vuelta de la esquina para ir al instituto, ¿no? Va, te veo allí. Un beso, te quiero preciosa:)”
Cualquiera podría imaginar que estamos saliendo, o que estamos a punto de hacerlo. ¡Qué más quisiera él! La verdad es que es muy guapo, con su melena morena y sus ojos de una tonalidad miel hechizantes. Pero a mí no me gusta. Somos amigos desde bebés, nuestros padres siempre han sido amigos íntimos, hemos ido siempre a la misma clase…en fin, esas cosas. Y él está colado por mí desde que tengo memoria.
Bueno, el caso es que llego tarde. Otra vez. Me visto rápidamente con los típicos vaqueros desgastados y la sudadera de Oxford University de color verde, ropa de última hora. Una coleta alta es la solución perfecta a la falta de tiempo.
Le doy un mordisco a una tostada requemada con mermelada y salgo corriendo. Al llegar a la calle me doy cuenta de que llevo las zapatillas de casa. “Mierda”. Vuelvo corriendo. Ahora sí que sí. Llego a la esquina y me encuentro a David, vestido como siempre con ropa de marca. Me mira sonriente.
-       Hola, princesa. Te llevo esperando un cuarto de hora o así. ¿Cómo andas?
-       Pues un poco estresada. Me he vuelto a dormir.
-       Pff…-David suelta una carcajada nerviosa.- anda, vamos a clase, que si no la Carabúho nos va a poner un parte si llegamos tarde.
La Carabúho es la profe de matemáticas.
Me siento en la última fila, como de costumbre. Diana está a mi lado.
-       Pásame los deberes de química, que no pude hacerlos.- me dice Diana, entre susurros.
-       ¿Y eso?
-       Quedé con Iván.
-       Ah.
Odio a Iván. Me parece un arrogante, el típico guaperas que se lo tiene muy creído. En plan ojos azules, pelo moreno, cuerpazo, ya sabéis… Y Diana está muy feliz desde que sale con él.
La clase iba a comenzar, la Carabúho había llegado. Se disponía a cerrar la puerta y…
Oh.
Dios.
Mío.
Un chico nuevo aparece en clase. Verle es como entrar al cielo. El corazón se me hiela; me quedo sin respiración durante un tiempo.

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